Mbuyi Kabunda, nacido en la República Democrática del Congo, es doctor en ciencias políticas, profesor de política africana en la Universidad de Basilea. Miembro del Instituto Internacional de Derechos Humanos de Estrasburgo y profesor honorario del programa de Doctorado en Estudios Internacionales y Africanos de la Universidad Autónoma de Madrid. Angola es el primer proveedor de petróleo en China, superando ya a Arabia Saudí y suministrando el 18% del total de crudo exportado. África cubre más de 31% de las necesidades de petróleo de China. Hay más de 800 empresas chinas operando en 49 países Africanos. Existen ya 11 centros Chinos de Promoción al Comercio por todo el continente. Así, China se ha convertido en el 3º socio comercial del Continente. ¿Dónde estarán los límites del gigante asiático?, ¿en qué se diferencia y en qué se ameja la expansión china con las estrategias y tácticas habituales en las expansiones imperialistas de occidente? De todas estas cosas hablamos con el profesor.
LA PRESENCIA CHINA EN ÁFRICA por *Diana Castilho para Kaos en la Red
China entra en África por la falta de recursos naturales y con la intención de recuperar su economía. ¿Como ves la presencia China en el continente Africano?, ¿Hay alguna similitud entre las intenciones de China y las del Occidente hacia África?
La presencia china en África obedece a una cierta lógica entre dos socios complementarios: China tiene un exceso de capitales y al tiempo sed de recursos naturales para mantener su extraordinario crecimiento económico; por su parte, África carece de capitales y a la vez dispone de abundantes recursos naturales. África se ha convertido así en un verdadero Eldorado para China. La acusación de saqueo de los recursos naturales por China no es del todo cierta. Occidente impuso durante mucho tiempo economías rentistas en África (la colonización de explotación, la construcción de elefantes blancos responsables del excesivo endeudamiento del continente) y hoy con los Acuerdos de Partenariado Económico (APEs) quiere convertir al continente en un mercado para sus productos, empresas y multinacionales, y de este modo contrarrestar la competencia china. China no actúa exactamente igual. No se puede perder de vista que China ha cancelado la deuda de una treintena de países africanos y ha concedido a otros préstamos con tasas de rembolso blandas o nulas, y a largo plazo (Angola, RDC, Congo-Brazzaville, Zambia, etc.). Así mismo, la fuerte demanda china de materias primas africanas explica en parte la alta tasa promedia de crecimiento (6% en 2008), conseguida por el continente antes de la actual crisis financiera mundial. China es el segundo importador del petróleo africano después de EE.UU. Entre 2003 y 2005, la demanda de China ha permitido el aumento del precio de algunas materias primas africanas: bauxita (320%), zinc (113%), plomo (110%), cobre (51%), etc. Lo que viene haciendo actualmente China en el continente africano no es, por tanto, del todo comparable a lo que occidente ha venido haciendo, y sigue haciendo en el mismo.
China viene regalando en el continente edificios públicos, estadios, oficinas para ministerios como en Angola y Mozambique, palacios presidenciales como en Harare y Kinshasa. Están claros aquí los beneficios diplomáticos ¿Pero llegará también beneficios a la gente? ¿Qué cambios sociales pueden haber?
Es verdad que China está invirtiendo en la construcción de infraestructuras elitistas como las mencionadas. No es menos cierto que está invirtiendo también en la construcción de carreteras, ferrocarriles, aeropuertos, presas hidroeléctricas, hospitales, escuelas, viviendas sociales, transferencia de tecnologías y transformación in situ de algunas materias primas (como la bauxita en aluminio), etc., que al fin y al cabo tendrán un cierto impacto en la mejora de las condiciones sociales de la población. No se puede esperar de China que cambie de la noche a la mañana las desigualdades históricas y estructurales creadas por Occidente y los gobiernos poscoloniales, durante siglos para el primero, y décadas por los segundos. Lo cierto es que la “diplomacia petrolera” china va de la mano con su “diplomacia del escaparate”, para servir sus aspiraciones e intereses de potencia mundial.
¿La entrada de las mercancías Chinas a bajo coste en África, pueden amenazar la economía popular local?
No cabe la menor duda que China está cambiando la fisionomía de África con la construcción de infraestructuras, muchas de ellas de las que realmente necesita este continente para su desarrollo, al tiempo que con sus productos baratos made in China está contribuyendo a la mejora del poder adquisitivo de la población, que tiene de este modo acceso a los bienes de primera necesidad que antes no podía si quiera soñar, aunque tales productos no sean de muy buena calidad. Todo ello a cambio del no reconocimiento de Taiwán por los Estados africanos. Ahora bien, de la misma manera, se puede recriminar al gigante asiático estar invadiendo los sectores de la industria textil y de la economía popular, que constituyen el futuro del desarrollo del continente por su dinamismo interno. Es un dilema complejo que requiere de un análisis profundo.
Algunos teóricos hablan del “peligro amarillo”. ¿Crees que existe o puede llegar a existir representando una amenaza para el continente?
El famoso “peligro amarillo” sólo existe para Occidente que ve arrebatados los mercados africanos por la competencia china. China ofrece una cooperación de igual a igual a los africanos, sin condicionalidades y respetuosa de la soberanía de los Estados africanos. Al menos ahora África tiene dos socios, Occidente y China, con la posibilidad de elegir, y el consecuente aumento en la capacidad de presión, poniendo así fin a su devaluación geoestratégica como consecuencia del fin de la Guerra Fría. No hay razón de tener miedo con respecto a China: es el país que aplica a la perfección las reglas del capitalismo salvaje (con el desarrollo de importantes desigualdades internas) respetando al mismo tiempo las normas del Derecho internacional con importantes inversiones en el país.
Se sabe que China ha contribuido con el comercio de armas en el continente y que en 2003 lucró más de un millón de dólares en esta industria, por lo tanto estuvo presente en los conflictos de Sudán, Etiopía, Sierra Leona y Chad. Por otro lado, también se sabe que la gran mayoría de las misiones de paz en el continente están representadas por la actuación China. ¿Qué intensiones hay por detrás de dos estrategias tan opuestas?
Es la contradicción fundamental de China: el vender armas a los africanos y estar presente en las operaciones de mantenimiento de la paz (Sierra Leona, Liberia, Sáhara Occidental, RDC). El caso más flagrante es el de Sudán. China, a cambio del oro negro (importa el 60% del petróleo sudanés), ha armado e incluso suministrado una industria armamentística al gobierno sudanés, armas que permiten al gobierno islamista de Jartum agredir a su propia población en el Darfur, donde se han cometido crímenes de guerra y de lesa humanidad. No es una novedad, las multinacionales occidentales han armado tanto a las fuerzas gubernamentales como a los movimientos rebeldes en África, como sucedió en Angola (Angolagate o venta por Francia de armas a un país en guerra por empresas privadas interpuestas) como en el Congo-Brazzaville por la sencilla razón según la cual África en desorden es un buen negocio. En este sentido, las actuaciones de unos y otros no se diferencian tanto, salvo si nos vamos a las cuestiones de fondo, y analizamos todo lo anteriormente dicho.
¿Cuáles pueden ser los impactos de los desvíos de las buenas prácticas de China en el continente a nivel ambiental y/o social?
Se recrimina a China, acertadamente, hacer caso omiso a las consideraciones medioambientales y de Derechos Humanos en el continente, al realizar aquellas infraestructuras en el descuido total del medio ambiente (explotación abusiva de madera en Gabón, Camerún, Congo-Brazzaville, RDC, Sudáfrica, etc., es decir el primer importador de madera, además de ser el primer importador ilegal de marfil) y de los derechos laborales de los trabajadores africanos. Es cierto, los acuciantes problemas de subdesarrollo condena a los países africanos a ser poco cuidadosos con su medioambiente y los derechos humanos, de igual modo no se puede exigir a un país respetar en lo externo lo que no respeta en lo interno. Con sólo el 7% de tierras cultivables y el 20% de la población, el desarrollo espectacular de China constituye una seria amenaza para su propio medio ambiente. China amenaza también claramente el ecosistema africano: las exportaciones africanas son: 72% (petróleo), 13 % (minerales), 3 % (algodón) y 2% (madera), es decir, productos agotables. Igualmente, a China se les puede recriminar haber dado en los últimos años un balón de oxígeno a los dictadores africanos acosados por la comunidad internacional, utilizando al respecto su derecho de veto. En este aspecto, se puede recriminar a China el debilitar en África los avances conseguidos en los últimos años en la lucha por la transparencia y contra la corrupción. Hay, pues, luces y sombras en la expansión china en el continente.
*Diana Castilho es Africanista, miembro de AfricaInEs.
Más datos acerca de los trabajos del entrevistado:
http://0-dialnet.unirioja.es.diana.uca.es/servlet/autor?codigo=107139
Publicada por Kaos en la Red: http://www.kaosenlared.net/noticia/entrevista-mbuyi-kabunda-china-esta-cambiando-fisionomia-africa
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